La historia de mis flautas Morgan

Al igual que tantos otros flautistas, siempre he admirado los instrumentos de Fred Morgan (Australia, 1940–1999) pero, por desgracia, nunca pude conseguir una de sus flautas antes de su prematuro fallecimiento. Dos cosas lo impidieron, principalmente: por un lado, solo tenía 21 años en 1999, contando únicamente con los recursos económicos de un joven estudiante que trataba de sobrevivir en los Países Bajos, donde realizaba mis estudios en ese momento. Y por otro, el hecho de que, aun cuando intenté ahorrar todo lo posible para, algún día, poder hacerle un encargo, reunir la cantidad necesaria me habría requerido mucho tiempo (creo que no llegué a hacerlo), lo cual, unido al hecho de que solo una vez obtuve respuesta a mis cartas por parte del ocupadísimo Fred —lo que conseguí tras darme cuenta de que el truco podía estar en mencionar a mis famosas profesoras holandesas en aquel momento, Jeanette van Wingerden y Marion Verbruggen—, retrasó el proceso hasta que fue demasiado tarde.

Frederick G. Morgan, 1940–1999

En aquella época tuve la suerte de probar en alguna ocasión algún que otro instrumento de Fred (aún recuerdo una «Ganassi» en sol increíble, de marfil, que pude probar brevemente en el baño de un amigo — ¡gracias Beto!). Lo cierto es que siempre he sentido mayor afinidad hacia los repertorios anteriores al período barroco, pero estoy seguro de que el hecho de no haber tenido flautas barrocas que realmente me satisficieran ha sido una causa importante para ello. Por eso, tanto en conciertos como en grabaciones, hasta ahora siempre he usado flautas renacentistas en mis proyectos profesionales. Desde el modelo basado en Ganassi hasta los instrumentos de consort de Bob Marvin, sus flautas renacentistas siempre me han parecido espectaculares, y han sido una continua fuente de inspiración para seguir trabajando duro y llevar a cabo mis proyectos.

Debey

En 2009 recibí una oferta desde EE. UU. de una flauta Morgan de tercera mano bastante antigua (para mí es la abuela), según Debey. Me arriesgué y la compré sin ni siquiera probarla — y pagando por ella una cifra bastante alta. Por suerte, todo salió bien y quedé contento con ella, pero, estando tan acostumbrado en aquel momento a la enorme cantidad de aire que requieren las flautas renacentistas, fui incapaz de adaptarme fácilmente a la antigua y delicada Debey, así que seguí centrándome en mis flautas renacentistas durante mucho tiempo después — reservando la Debey como un valioso tesoro, eso sí. Aquí la tenéis:

Alto barroca según Debey de Fred Morgan. Foto: Óscar Romero - beautifulrecorders.com
Alto barroca según Debey de Fred Morgan. Foto: Óscar Romero - beautifulrecorders.com

Meyer

Poco después, también en 2009, pude por fin probar las flautas del genial constructor suizo Ernst Meyer, que rompieron todas mis expectativas: las enormes medidas internas de sus instrumentos, al requerir una cantidad de aire más parecida a la que necesitan los instrumentos renacentistas, hicieron que me sintiera realmente cómodo con ellos desde el primer momento. Fue la primera vez que me sentí realmente inspirado por una copia moderna de una flauta barroca — y aún lo estoy: admiro el trabajo de Ernst y no veo el momento de hacer una grabación con sus flautas.

Bressan

Pero, de nuevo, un hecho inesperado cambió mi concepción sobre las copias modernas de flautas barrocas: en 2012, un colega flautista que decidió iniciar una nueva etapa profesional, puso en venta una colección de instrumentos que incluía tres flautas Morgan. Aunque las condiciones, de nuevo, no eran nada fáciles, pensé que estaba ante mi primera oportunidad real para conseguir instrumentos de Fred Morgan, así que me decidí a ir a por ellos. Al tratarse de una cantidad bastante alta, que me obligaría incluso a pedir un préstamo, traté de convencerle para comprarle solamente una alto Bressan, pero él insistió en vender las tres juntas, y finalmente acepté pensando que, siendo instrumentos que no usaría tanto, siempre podría venderlos más tarde si lo necesitaba: además de la Bressan, el lote incluía una soprano Stanesby y una alto en sol «Ganassi», que seguro sería muy útil para mí pero justamente acababa de recibir la versión Morgan/Ronimus del mismo instrumento. Aquí está la culpable de todo:

Alto barroca según Bressan de Fred Morgan. Foto: Óscar Romero - beautifulrecorders.com
Alto barroca según Bressan de Fred Morgan. Foto: Óscar Romero - beautifulrecorders.com

Tres años después

Tres años más tarde, aún estoy pagándolas, pero tengo clarísimo que no quiero vender ninguna de las tres, y por supuesto tengo planes profesionales para ellas. Las tres flautas siguen siendo fuente de inspiración diaria, mi admiración hacia ellas sigue creciendo cuanto mejor las conozco, y estoy profundamente impresionado por las cualidades de las flautas de Fred Morgan. Desde que las tengo, me he animado a hacer mi primer proyecto profesional de música barroca —en una carrera de unos 20 años— en 2013 (me refiero a un programa barroco propuesto por mí, no a una colaboración), que naturalmente he dedicado a Fred; he escrito sobre su proceso de rodaje para las flautas nuevas, que me parece admirable; su trabajo como constructor me ha hecho apreciar de tal modo el trabajo que hacen algunos de los mejores lutieres de hoy en día, que incluso he dedicado un programa a cuatro de ellos, incluyendo a Fred, por supuesto; por fin he llegado a apreciar la vieja Debey como se merece; y planeo publicar aquí información práctica sobre el trabajo de Fred, como la lista de instrumentos de su catálogo, con la descripción de cada instrumento, para hacer más accesible el documento histórico que representa.

Ronimus

Finalmente, nada de esto hubiera sido posible sin la extraordinaria ayuda del flautista, profesor y constructor danés Nikolaj Ronimus, cuyo conocimiento experto sobre las flautas y técnicas de voicing de Fred me ha permitido disfrutar más si cabe de mis instrumentos — le agradezco de corazón su valioso trabajo desde aquí.

Y, por supuesto, la historia de mis flautas Morgan no termina aquí, sino que continúa día a día, tanto en mi estudio diario como cada vez que las uso en concierto. ¡Viva Fred!


Actualización del 12 de mayo de 2015: acabo de darme cuenta de que publiqué este artículo el día en que hubiera sido el 75 cumpleaños de Fred Morgan. ¡Qué coincidencia!

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